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lunes, 17 de mayo de 2010

Sólo juegan los que estén mejor


Tras una jornada en la que los futbolistas tricolores solamente realizaron ejercicios de carácter regenerativo, en esta jornada el cuerpo técnico evaluará especialmente la recuperación que tuvieron tras el partido del sábado.

Será el tercer partido de alta exigencia en seis días que deberá afrontar el plantel tricolor, que suma a esta definición del torneo una extensa lista de encuentros jugados cada setenta y dos horas aproximadamente, ya que a las últimas fechas del Torneo Clausura suma la actividad entre semana por Copa Libertadores, sobre todo los últimos juegos de la fase de grupos y los dos encuentros de los octavos de final del certamen continental.

La doble competencia y la seguidilla de partidos ­que apenas tuvo un paréntesis el fin de semana anterior como consecuencia de las elecciones departamentales­ determinó que hubiera varios futbolistas que no llegaran a esta instancia en un cien por ciento de sus posibilidades físicas, aún cuando ninguno revistiera dolencias de gravedad. Varios llegaron con sobrecargas o fatigas musculares, como Gustavo Varela, Mario Regueiro y Angel "Matute" Morales, entre otros, y otros sin recuperarse totalmente de distintos traumatismos, como Raúl Ferro o Cristian Núñez, aunque también podría incluirse a Sergio Blanco en ese grupo.

Esta actividad ha determinado que la recuperación que tengan los jugadores albos en estas finales sea fundamental y así lo entienden los integrantes del cuerpo técnico, que esperan el entrenamiento de esta jornada para poder determinar en qué porcentaje de sus posibilidades físicas llega cada deportista; evidentemente, la situación que requiere mayor atención parece ser la de "Matute" Morales, ya que el argentino es uno de los futbolistas a los que afecta más jugar con pocas horas de diferencia entre un encuentro y otro, por lo que la figura de Mauricio Pereira asoma como una posibilidad.

Vale recordar que el entrenador no podrá contar con Maximiliano Calzada y con Matías Cabrera, ambos expulsados en el juego del sábado, por lo que las chances de realizar variantes en el medicampo se reducen para Eduardo Acevedo, aunque perfectamente podrían moverse algunas piezas en el equipo, como la aparición del "Tata" González como volante o la reaparición de Gianni Guigou, por citar algunas solamente.

De todos modos, vale recordar que todos quieren estar en los encuentros definitorios, aún realizando esfuerzos especiales: Gustavo Varela jugó el primer clásico con fuertes malestares estomacales que le provocaron náuseas durante el mismo, y Mario Regueiro presentó un fuerte cuadro febril la noche antes del juego, según se supo días después.

Veintiuno son los jugadores que esperan concentrados en Los Céspedes, repitiéndose la lista del juego anterior, en la que aparecen Rodrigo Muñoz, Leonardo Burián, Alejandro Lembo, Sebastián Coates, Ernesto Goñi, Gonzalo Godoy, Christian Núñez, Oscar Javier Morales, Mauricio Pereira, Raúl Ferro, Gianni Guigou, Angel Morales, Gustavo Varela, Mario Regueiro, Sergio Blanco, Sebastián Balsas, Alvaro González, Santiago García, Diego Vera, y también Maximiliano Calzada y Matías Cabrera, que esperarán el juego con sus compañeros.

Fuente:la república

Exageró con las tarjetas y distorsionó el partido


Héctor Martínez distorsionó el clásico con su excesiva y hasta obsesiva aplicación del reglamento. En un partido en el que, pese a tratarse de una final, ninguno de los dos equipos jugó con espíritu agresivo, como tampoco lo habían hecho en el clásico del Clausura, ni en la final del miércoles anterior, cuatro tarjetas rojas y una montaña de amarillas suena a mucho.

Si bien algún miembro técnico del Colegio de Árbitros podría argumentar que Martínez estuvo perfecto en las cuatro expulsiones, perfectamente podríamos responderle que mire el video de la primera final y vea cómo procedió Jorge Larrionda y de qué forma fue llevando el partido.

"ARBITRAR ES PENSAR"

En la comparación de ambos arbitrajes queda claro que a Martínez le faltó "carpeta" para conducir un partido tan importante. Ya le llegará su tiempo porque se trata de un árbitro de excelentes condiciones, pero le falta aprender a "manejar" los partidos, como lo "manejó" Larrionda cuatro días antes. Y poner a Larrionda como ejemplo es como para que quienes defienden el estilo ultrarreglamentarista de Héctor Martínez se den cuenta que van por el camino equivocado. No en vano Larrionda, con su estilo, ha sido designado por la Fifa para 3 Mundiales (2002, 2006, 2010) y es unánimemente reconocido como el mejor árbitro de Uruguay, de los mejores de América y también del mundo. Entonces, ¿por qué no tomar su ejemplo? ¿Larrionda hubiera expulsado a Urretaviscaya y a Mathías Cabrera por esas ingenuas faltas? Obviamente que no, porque ya demostró que ese no es su criterio. Pero lamentablemente sí es el criterio de Martínez, que con su fundamentalismo terminó distorsionando el clásico del sábado y también el del mañana pues, por ejemplo, Peñarol no podrá tener a un contragolpeador de lujo como Urretaviscaya.

EXPULSIONES

Sobre las expulsiones de Maxi Calzada y el "Pollo" Olivera no hay nada que reprochar, pues hasta un árbitro de baby fútbol sabe que poner una plancha a esa altura es roja directa. Pero las de Urretaviscaya y Mathías Cabrera no merecían ni amarilla o de última las arreglaba con una de ese color. "Urreta" se tira con vehemencia pero no con mala intención y ni siquiera llega a tocar al rival. Cabrera apenas toca a Ramírez y si bien lo desestabiliza desde atrás, hay que tener en cuenta que no había inminencia de gol pues Oscar Morales lo esperaba de frente al aurinegro.

Larrionda había marcado la cancha el miércoles con tarjetas amarillas con el propósito de encauzar el partido y logró su objetivo sin necesidad de seguir tarjeteando toda la noche. Pero Martínez no. Es una especie de robot que saca tarjetas según indica el reglamento. Lo suyo es aplicar la ley sin razonar, cuando "arbitrar es pensar", como siempre nos enseña Larrionda.

OTRAS INCIDENCIAS

El arbitraje de Martínez dio para discutir sobre algunas otras incidencias, pero en este caso se trata de falta de apreciación, lo que es menos grave. Por ejemplo, no vio una plancha de Darío Rodríguez a Varela, que, si bien se puede discutir la intencionalidad de Darío, con el "fundamentalismo" de Martínez era roja segura, pero no la vio. Tampoco apreció un agarrón del mismo Darío al "Morro" García adentro del área, pero en la montonera es difícil a veces darse cuenta de que un jugador tiene agarrado de la camiseta a otro.

Lo que sí fue claro y debió haber visto fue la mano, o mejor dicho, el codo de Diego Alonso, que rechaza una pelota en el área haciendo un movimiento con su brazo. Era penal.

Fuente:ovación