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martes, 5 de octubre de 2010

El relato del socio 34000


El brasilero Manoel Castanho se convirtió en el Socio 34000 del Club Nacional de Football el pasado domingo. Manoel vivió, según el mismo, una de las jornadas más emocionantes de su vida. Esto nos escribió algunos años atrás, intentando explicar cómo era posible que un brasilero fuera hincha únicamente de Nacional. Compartimos con todos ustedes la historia contada por su protagonista, la historia de amor por Nacional contada por Manoel.

LA PASIÓN DESDE LEJOS (MANOEL CASTANHO – BRASIL)
 A los diez años de edad conocí a Nacional. Fue a través de un número de la revista Placar cuyo tema era 'los mayores clubes del planeta'. Datos, historia, ídolos y títulos de 31 clubes del mundo (y 13 de Brasil, por ser una revista brasileña). El que me interesó fue Nacional, uno de los últimos de la revista. Y decidí en aquel momento (mitad de 1991) que este sería mi equipo. Antes tenía alguna simpatía por Vasco (y no era Ostolaza precisamente), pero era pequeño. Nacional fue una decisión. Lejos de Uruguay, casi no había manera de enterarme sobre su realidad.
A veces encontraba resultados de la Libertadores en los diarios. Solamente cuando llegó el Libro del Año 1992, de la Enciclopedia Británica, pude saber que Nacional fue campeón uruguayo en aquel año.?En una noche normal de 1993 encendí la televisión para ver fútbol. La primera cosa que escuché fue un grito de gol de Nacional (al contrario de Uruguay, en Brasil los relatores gritan los goles de equipos extranjeros, aunque sin la misma fuerza). ¡Yo no sabía que hacer! Corrí por todo el ambiente en lo que estaba, gritando gol. Aquella noche vencimos a Cruzeiro por 1-2, con goles de Vidal González y Severo, descontando transitoriamente para los brasileños el joven Ronaldo, todavía sin cumplir 17 años.
Algunas pocas veces, cuando Nacional jugaba contra equipos brasileños, lo podría ver por televisión. Recuerdo, por desgracia, algunos momentos malos: un partido contra Flamengo en 1995 (en lo que su portero, Clemer, recibió dos amarillas y no fue expulsado), otro contra Palmeiras en 1998 (perdimos 3-1). En este período aprendí a soportar las cargadas. La gente no creía que un brasileño era capaz de ser hincha de un cuadro uruguayo.También fue en 1998 que comencé a aprender español y esto me abrió algunas puertas.