Llegó en el ómnibus con los jugadores. Cuando los altoparlantes del
Parque anunciaron las alineaciones, su nombre fue ovacionado. Salió a la
cancha impecablemente vestido con traje oscuro y camisa al tono. Saludó
a sus familiares, que mateaban ubicados en las dos primeras filas de la
platea, y tuvo tiempo de firmar unos cuantos autógrafos antes de que
comenzara el partido.
Aunque no se le notaba, su corazón latía fuerte. Era su primera vez en
el banco del equipo de sus amores. Y en el Parque Central. No podía
pedir más. O quizás sí, que Nacional ganara el partido.
"Estoy contentísimo. No puedo pasar por alto lo que sentí al entrar a la
cancha: fue algo maravilloso", dijo dos horas más tarde en la
conferencia de prensa. "El recibimiento de toda esa gente fue
impresionante. Por eso, en el festejo del primer gol, le di un beso a mi
hija. Fue en honor a toda esa gente, como si nos confundiéramos en un
abrazo con todos ellos", agregó explicando la razón por la cual tras el
gol anotado por el "Morro" de penal, se dio vuelta sonrió y fue hasta al
alambrado para darle un beso a Melanie, una de sus hijas.
¡"Pateá, pateá"!, le exigían los hinchas al `Morro` García, sin saber
que con Carrasco la premisa es culminar la jugada. Y así lo hizo
pasándole la pelota a Porta que la mandó afuera. "Es bueno que fallen,
me gusta. La gente contagia y da la impresión de que estamos jugando
notable, pero estamos lejos todavía del funcionamiento ideal. Lo bueno
es que se sacó un resultado importante. Hay que ir de menos a más. Hay
jugadas que en las prácticas se hacen bien y que en el partido, de
repente por los nervios o la ansiedad, los futbolistas no están en los
lugares debidos o no hacen los movimientos debidos", dijo JR.
"¡Esto es un cuadro chico con camiseta de Nacional!", se quejaban
algunos hinchas, los más críticos del técnico cuando el partido estaba
aún 1 a 0. "¡Vamos Juan eeehhh! ¡Vamos el tiqui-tiqui!", lo defendían
otros. Él ni se inmutaba.
Vivió el segundo tiempo mucho más tranquilo. Quizás porque su equipo ya
ganaba por dos goles. Al salir le pasaron una camiseta para que la
firmara. Lo hizo y antes de devolverla por el tejido, la besó.
Cuando llegó el momento del tercer penal, llamó a Lembo para que avisara
que lo tirara Cauteruccio. Luego explicó por qué. "Fue un premio. Es
muy inteligente, aplicado y trata de complacernos haciendo lo que le
pedimos. Creo que no es casualidad que haya sido un goleador empedernido
en las juveniles. Ojalá que tenga la misma racha en Primera", se
ilusionó.
Luego explicó los aspectos en que cree que su equipo mejoró respecto al
partido del fin de semana pasado frente a Racing. "Defensivamente.
Mejoraron bastante Lembo, Coates, Cristian Núñez y Pernía tuvo buena
salida. Por ahí no atacaron mucho, pero estuvieron atentos y
concentrados porque a veces cuando el rival tiene hombres de menos te
podés descansar. Y luego, el desdoble de cuando se recupera estar
enseguida con la obsesión de buscar el gol", afirmó.
"¿El clásico? Lejísimos estamos. ¡Ojalá fuera mañana!", respondió ante
la pregunta de si ya pensaba en el partido frente a Peñarol que se
jugará dentro de cuatro fechas.
Al final del partido, Juan Ramón caminó hacia donde Jorge González
esperaba a sus jugadores, para saludarlo. El "Culaca" no lo había visto
venir, pero ambos se abrazaron y conversaron unos minutos. Seguramente
sobre un estilo que a los dos los apasiona.
Fuente:ovación
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