"¿Guigou ya es un uruguayo?¿O todavía es un italiano?", preguntó Raúl Tavani al llegar al diario, después de haber ido a trabajar en Central-Racing.
Periodista veterano, de "buen ojo", sin haber ido al Centenario, dio en el clavo: no es que lo del palmirense haya sido exultante, desequilibrante, pero en torno a su "buen pie", a su circulación de pelota rápida, limpia, sin traslado, dentro de un equipo de funcionamiento ordenado que -lógicamente- tuvo altibajos, ese aporte de frescura y practicidad para jugar en corto y en largo que expuso el palmirense, más la impronta creativa, penetrante, de cabecita levantada, del botija Matías Cabrera, giró un triunfo justo del nuevo Nacional sobre Cerro Largo, que si no fue más amplio -dada la cantidad de llegadas, de todo tipo, que armó el equipo grande- se debió a la gran gestión que tuvo el arquero Martín Campaña.
Nacional no fue sólo eso, dos jugadores, claro. Podría decirse, incluso, en el marco de un juicio muy primario, que este Nacional se presentó menos austero y más ofensivo que el de la temporada pasada, lo que no implica un elogio, ni un calificativo, sino que simplemente es una descripción de una muy superficial comparación entre ambos cuadros.
El espíritu, la intención, el adelanto -porque aún falta que se incorporen Lembo y Regueiro, que supuestamente serán muy gravitantes- del Nacional de Acevedo se vio a pleno, quizá, en los 20` iniciales, cuando Núñez subió e "hizo daño" por el flanco derecho del ataque, Balsas se acopló por abajo a Cabrera y Blanco, y el "Matute" Morales dio clase de pases de gol, o al menos claros, y Cerro Largo no atinaba a armarse y, mucho menos, a pasar siquiera la mitad de la cancha. Ahí, pareció que estaba para goleada.
Sin embargo, Nacional entró a desconectarse, y Cerro Largo empezó a juntarse, a manejar la pelota y metió un contragolpe en el que Muñoz fauleó a Lucas y debió ser expulsado. Así, en el mejor momento arachán, de la posibilidad de quedar con 10, Nacional pasó de golpe a irse al vestuario con la tranquilidad que le dio el anticipo de Blanco ante un mal cierre de Nazario.
Como en el complemento siguió atacando, volvió a achatarse y Cerro Largo "despertó" al final, cuando Muñoz salvó el empate, quizá esa fue la única duda que dejó el nuevo Nacional: qué hubiese pasado si quedaba con 10 al fin de la primera etapa; el resto es todo certeza y esperanza: ganó, pudo hacerlo por goleada y parece más ofensivo que el de la temporada pasada.
Fuente:ovación