Vaivén. Ida y vuelta. Pierna fuerte. Ritmo. Dinámica. Escasas llegadas a los arcos, al menos hasta que Nacional, ya promediando el complemento, le torció el brazo a River y le ganó la pulseada, más que por carencias ofensivas de los dos cuadros, porque "las defensas superaron a los ataques", según estilaban decir los periodistas de antes para referirse a trámites como el de anoche: cerrado, áspero, apretado.
Así fue esta "batalla del Río de la Plata" en la que se impuso el conjunto tricolor en la pasada jornada, por la contundente razón de que, dentro de ese contexto, con ese marco, en un encuentro en el que las precauciones, los relevos, la coberturas e, incluso, la producción sin fisuras de las retaguardias, pero en especial la del elenco locatario, hicieron que se abrieran pocos espacios en las proximidades de los arcos, el cuadro dirigido por Pelusso expuso un altísimo rendimiento defensivo y un nivel similar de eficacia atacante.
Por todo lo expuesto, entonces, no fue fácil para Nacional que, por eso mismo, al haber ganado por un 3 a 0 contundente y amplio, consiguió un triunfazo. Una victoria espectacular como ese bombazo de pelota quieta con el que Victorino selló el resultado en el último instante.
Es que lo de los tricolores resultó perfecto, si acaso. Es cierto, le costó llegar a Nacional en la primera parte, en la que hubo pasajes en los que la pelota circuló en forma más fluida impulsada por los botines de los jugadores visitantes. En ese lapso, precisamente, donde Medina, y sobre todo Mondaini, fueron neutralizados por la zaga contraria, el cuadro dirigido por Pelusso salió a través de algunas subidas de Domínguez, del empuje de O. J. Morales, de la que no siempre fue una precisa progresión ofensiva de Álvaro Fernández, y de los pases y maniobras de Lodeiro, que aunque no embocó todas las habilitaciones, obligó a ser muy fauleado por los marcadores adversarios, el local llegó poco. Tanto como el visitante, que pudo filtrarse en muy pocas ocasiones entre las líneas del balanceado y ordenado mediocampo tricolor, donde pesó la marca y el tapado de huecos del propio Ferández -que así evitó un gol que pudo anotar Gallardo - y el equilibrio fenomenal en el trabajo de contención que realizaron el "Mama" Arismendi y "Ojota" Morales.
Sin embargo, con una jugada letal sobre el final de la primera parte, Nacional se fue ganador al descanso; y después, en el complemento, redoblando la seguridad defensiva de una zaga y una mediacancha impecables, trabajó el partido sin fisuras, y remató al rival con un gol (Lodeiro) y un golazo (Victorino) mediante los cuales no sólo le terminó torciendo el brazo a River en una muy dura pulseada; también "cerró" una gestión perfecta y hasta histórica, porque lleva jugados tres partidos por la Copa, los ganó todos, y en el de ayer consiguió algo que nunca había podido hacer en el marco de la Libertadores: sacó un triunfo sobre los "millonarios".
La estrella
La hinchada tricolor
Unas 60.000 personas colmaron el Centenario y rememoraron las viejas noches de Copa con un aliento atronador. Dieron un gran espectáculo.
Fuente:OVACION
No hay comentarios:
Publicar un comentario