A los 25` del segundo tiempo, con el partido prácticamente liquidado, dado lo mucho -o bastante- que hizo Nacional y lo poco que terminó haciendo -porque al principio pareció que iba a ser más peligroso, y rebelde, sobre todo- Danubio, se produjo una jugada trivial, pero que puede tomarse como el símbolo de cómo y por qué ganaron ayer los tricolores.
En ese momento, con Victorino lanzado al ataque, Biscayzacú abrió las piernas para engañar a los defensores rivales y permitir que Sebastián García pudiera recibir el balón y enfilar hacia Conde, pero el "Morro" no "cazó la onda" y Danubio salió rápido en un contragolpe que, sin embargo, el propio "Grillo" cortó, volviendo velozmente hacia atrás, antes de que la carga del equipo de la franja llegara a la raya demarcatoria de la mitad de la cancha; todo en no más de 40 segundos.
Eso es fútbol moderno. Como también, independientemente de esa virtud que tiene Biscayzacú de estar o aparecer donde sólo suelen estar o aparecer los goleadores, para definir -en este caso en dos ocasiones- con simpleza y sin errores, es fútbol moderno esa propensión que expuso el "Grillito" a tirarse a 3/4 de cancha, pese a ser punta, para mostrarse como una opción de pase más para el que viene con la pelota, que generalmente fue el imparable Lodeiro, a veces se trató del "Hueso" Romero subiendo por la izquierda como tromba, o también Matías Rodríguez tratando de cruzar en diagonal de un lateral a otro.
En suma. En el primer tiempo, con el partido abierto, limpio, por más que se fue "picando" de a poco ante la omisión del juez para reprimir con mayor severidad o prontitud los foules de Míguez, Matías Rodríguez y "Ojota", Nacional desplegó ese fútbol: moderno, vivaz, con volumen de juego ofensivo, con rotación y dinámica de sus hombres y rápida circulación de la pelota; y, como fruto de ello, aunque Danubio le metió -incluido un cabezazo de García en el travesaño- algunos contragolpes profundos, los tricolores debieron haber terminado los 45` iniciales ganando por más goles. Si no lo hicieron fue porque no siempre culminaron bien, como el "Grillo", y por Conde.
En el complemento, con Fernández jugando por la izquierda, con lo cual salió y llegó con menor penetración que antes, y con la suba del voltaje en el contacto y la relación entre los jugadores, lo que llevó a que Romero -tras recibir una amarilla excesiva- "se sacara" y viera la roja, el partido se tornó "sucio"; pero lo volvió a aclarar definitivamente el "Grillito". ¿De la suerte para un venturoso futuro? Porque Nacional con Biscayzacú parece que encontró mucho más que goles.
La cifra
4 tarjetas amarillas acumuló Óscar Javier Morales, previo a los partidos con Cerro y Peñarol.
Las estrellas
G. Biscayzacú
Tiró paredes, hizo de poste, bajó a hacer circular la pelota y metió 2 goles.
Fuente:ovación
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